Contra el Muro

El emperador She Huang Ti pasó a la tradición china quizá no por ser el fundador de una larga dinastía sino por el empeño que puso en destruir todos los libros de su tiempo y por haber construido la Gran Muralla.
Levantar muros y quemar volúmenes parece ser, según Borges, la meta de los poderosos. Esperan secuestrar el cuerpo físico de los hombres entre el ladrillo y el acero. Con lo segundo, creo, intentan borrar la memoria de las sociedades, que es una manera limpia de apresar el espíritu.
De grandes murallas está repleta la historia. En 1989 cayó la más famosa de ellas: el Muro de Berlín. Pero aún se mantienen otras ofensas a la integridad moral: la cerca construida por Estados Unidos en su frontera con México, el sitio por hambre al pueblo cubano y la gigantesca cárcel de concreto en que Israel apresa a los palestinos de Gaza.
Sin embargo, la experiencia enseña que ninguna tapia puede resistir la voluntad de los pueblos y que los árboles de la palabra comienzan a retoñar apenas terminan los últimos hachazos. Sin embargo, para derrotar a unos y otros se requiere una astucia profunda, que va más allá de la fuerza bruta y el golpe preciso.
Se engañan los que piensan que es la mandarria el mayor enemigo de los muros. Tampoco resulta suficiente el pico, la pala, el cañón, ni la dinamita, el grito o la necesidad. Ni siquiera puede con ellos el transcurrir de los días, el mismo que desgasta la vida, el poder y la resistencia de los hombres.
Para protegerse a sí misma la muralidad ha desarrollado cánones que burlan la razón humana. Y por mucho que deseemos eliminar un obstáculo, la memoria de su existencia causa tanto daño en las mentes como si, después de haber sido eliminada, la barrera aún siguiera ahí.
Hace muchos años la gente sabe que los muros tienen su mayor enemigo en la inteligencia y que la mejor manera de hacer invisible un muro no es demolerlo, destruirlo, socavarlo, disimularlo entre parterres; la mejor manera de desaparecer un muro es cubrirlo de letras.
Para probar la hipótesis, hemos pedido la muralla más fea de la ciudad, la más triste de sus paredes y la forramos de palabras. Cada vez que hay un tiempo venimos aquí y ponemos un pensamiento, un aforismo, una crónica de nuestro tiempo, con la esperanza de que podamos desgastar los ladrillos y haya un cambio visible en el muro. Usted, el que me lee, tiene un gran compromiso con esta obra. Arrímese a nosotros, escriba un comentario, una opinión generosa y así contribuirá a derribar los obstáculos que se interponen en el sendero común.
Si todo marcha bien, aún pasarán muchos días y muchas peripecias para hacer irreversible la transformación. Presiento que vamos a lograrlo. Sin embargo, también sé que el muro no ha muerto, el muro no ha sido eliminado, hasta que no aparezca más como un freno, sino como un recuerdo orgulloso en la memoria del caminante.

8 comentarios en “Contra el Muro”

  1. Osmaira Says:

    hola Yandre, acabo de ver tu blog por 1ra vez, un beso.

  2. Liborio Mendigutía Says:

    ¿De qué muros tú hablas, viejo? Mira, yo ahora mismo estoy construyendo un muro, de ladrillos, porque el perro se me va para la calle. Y mi perro es peligroso: muerde. Hay que ponerlo a buen recaudo, detrás del muro, no sea que le de por agredir a un transeúnte… También está el muro de Pink Floyd, pero esa es otra historia… En fin, como dijo Carlos Varela: «desde que existe el mundo hay una cosa cierta/ unos hacen los muros y otros las puertas».
    Al final veremos, Yandre…
    Salud,
    Liborio Mendigutía.

    • yandreylf Says:

      Bueno, Liborio, no sólo el perro es el que muerde. Al parecer el dueño también. Sigue con tus décimas que nos hacen falta. Ojalá podamos romper todos los muros y llenar la vida de puertas. Saludos, Yan.

      • Osmaira Says:

        «Que quien siembra muros
        no recoge nada
        que casi todos somos albañiles de muros
        Que sería mejor construir puentes
        que sobre ellos se va a la otra orilla
        y también se vuelve». (Fragmento de Desde los Afectos, mario Benedeti)

      • yandreylf Says:

        Lo siento, no me gustan los muros, tampoco los puentes. Prefieron las puertas, son más directas y fáciles de cruzar. Pero te agradezco el regalo del amigo Benedetti. Un beso, Yan.

  3. Javier Says:

    Muy filosófico e interesante tu comentario, es necesario ir derribando los muros de la indiferencia y adversidades, para dar paso al éxito. Saludos y buen articulo

    • yandreylf Says:

      Sí, amigo, pero al parecer los muros se han convertido en un accesorio imprescindible para la existencia humana. Aquí en Cuba se dice de la siguiente forma: «Es que hay gente que se saca un ojo para ver ciegos a los demás».


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